Durante las últimas décadas se viene hablando del “decaimiento de los bosques” (ver último gráfico) asociado al cambio climático. No pretendo hacer una tesis científica sobre el tema, sino únicamente aportar observaciones sobre diversos episodios meteorológicos que están produciendo efectos sobre los bosques, la flora y la fauna en la región que más conozco que es la Comunidad Autónoma de La Rioja, aunque supongo que esto será aplicable a otras muchas zonas.
El cambio climático se caracteriza por un aumento de la irregularidad y de los fenómenos extremos, tales como grandes sequías, olas de calor, fuertes vientos, tornados, intensos aguaceros y heladas repentinas, si bien parece comprobado que en la mayoría de los sitios las temperaturas medias están aumentando y hay menos precipitaciones (llueve y nieva menos).
Es lógico pensar que esto esté afectando a los ecosistemas naturales y particularmente a los bosques, ya que los árboles son seres vivos muy longevos, que viven siglos o incluso milenios y sésiles, esto es que no se pueden mover del lugar en el que nacen, por lo que dependen enteramente del agua que les cae del cielo.
El cambio climático está generando una serie de efectos que pueden resumirse en los siguientes:
1) Consecuencias de fenómenos meteorológicos extremos:
1.1.- Sequía: Produce un acusado estrés hídrico que conduce al agostamiento o adelanto de la otoñada, puntisecazo y muerte de ramas. Particularmente observable en los quejigos (Quercus faginea), rebollos (Q. pyrenaica) y hayas (Fagus sylvatica) de ciertas zonas (medio Iregua, faldas del Moncalvillo y Alto Najerilla), especialmente en suelos someros o muy permeables y en laderas con bastante pendiente. En años con escasas precipitaciones en invierno, primavera y verano (como este 2012), las hojas de un elevado porcentaje de árboles (60-70%) se secan en agosto, incluso en exposiciones de umbría y en vaguadas, ya que en estas zonas los árboles están menos acostumbrados a la falta de agua (ver fotos 1, 2, 3 y 4).
1.2.- Derribos (foto 5) y roturas por vientos y tornados: Particularmente intensos en coníferas con las ramas cubiertas de nieve. Hace unas pocas décadas los tornados eran un fenómeno prácticamente inexistente o rarísimo en la Península Ibérica que se vienen produciendo cada vez con una mayor frecuencia en los últimos años.
Entre el 26 y el 28 de diciembre de 1999, las tormentas Lothar y Martin devastaron centroeuropa con rachas de viento que alcanzaron los 200 km/h., produjeron 31 muertos en Francia y 15 en Alemania, dejaron sin luz a 1.500.000 personas, derribaron 150 millones de m3 de madera (27 millones de m3 en Las Landas). En Francia los daños forestales se valoraron en 6.000 millones de euros.
El 24 de enero de 2009, un fenómeno ciclónico, ciclogénesis explosiva o “tormenta perfecta” llamada “Klaus”, azotó con vientos de casi 200 km/h. Galicia, la costa Cantábrica, el N.E. Peninsular, Levante, Baleares y el S.O. de Francia. En España ocasionó la muerte de 12 personas (4 niños al caer el tejado de un cobertizo de baseball en Bois (Barcelona)), dejó a 600.000 hogares sin luz, provocó la caída de una torre de alta tensión que produjo un incendio en La Nucia (Alicante) quemando más de 1.000 Ha., produjo el desalojo de 15.000 personas y derribó 2,5 millones de m3 de madera. En Galicia afectó a más de 30.000 Ha. y derribó 1,2 millones de m3. En la costa de Santander se batió el récord de altura de ola nunca antes medida, con 26,13 m. En La Rioja y otros muchos lugares cayeron muchos árboles (sobre todo chopos) y produjo bastantes desperfectos. En Francia produjo 8 muertos, 800.000 hogares sin luz y 50 millones de m3 de madera de los árboles derribados en Las Landas (el 35% del arbolado).
1.3.- Heridas por fuertes granizadas y enfermedades asociadas: Entre las 16:00 y las 17:00 horas del 24 de mayo de 2009 cayó una fortísima granizada en la zona de Arnedo, Bergasa, Tudelilla, Villar de Arnedo, Pradejón, Ausejo, Alcanadre (La Rioja) y Lodosa (Navarra), que produjo importantes daños (unos 10 millones de euros) en los cultivos (unas 5.000 Ha.), principalmente viñas, cereal, almendro y olivo, dejando las viñas recientemente brotadas sin una sola hoja, eliminando la cosecha del 2009 y pudiendo afectar incluso a la del 2010. Al año siguiente, en mayo de 2010, se observaron daños importantes del hongo Sphaeropsis sapinea (foto 6) en pinares de Clavijo, Nalda y Viguera, muy probablemente como consecuencia de las heridas producidas por esta granizada. En 2011, como consecuencia del estrés sufrido por la sequía acumulada y a raíz de una fuerte granizada se produjo un inusual ataque del hongo Cenangium ferruginosum (foto 7), en la Sierra de Yerga, afectando a unas 270 Ha. de Pinus pinaster.
1.4.- Heladas tardías: Se dan con relativa frecuencia en hayedos por encima de los 1.300 m., a primeros de mayo, dañando la brotación y debilitando a los árboles (foto 8).
2) Consecuencias del aumento general de las temperaturas y de las variaciones bruscas e irregulares:
2.1.- Ascenso altitudinal de los pisos de vegetación: Como consecuencia del aumento general de las temperaturas y de los cambios bruscos indicados en el apartado anterior, tales como sequías (1.1) y heladas tardías (1.4) se está produciendo una cierta elevación en la altitud de la distribución de las especies, por ejemplo, las encinas (Quercus ilex) se están secando en las zonas más bajas y en aquellos lugares con elevada pendiente situados en solanas y sobre suelos esqueléticos, si bien se están extendiendo a costa del límite inferior del piso del quejigo y el rebollo (600-700 m.), donde éstos (como hemos visto en el apartado 1.1 se están secando). A su vez, los robles están invadiendo el límite inferior del hayedo (800-900 m.) donde las hayas (Fagus sylvatica) también están sufriendo estrés hídrico. Mientras que el límite superior del arbolado también está ascendiendo de manera que a unos 1.600 m. de altitud, lo que hace unas pocas décadas eran brezales y pastizales, actualmente están poblados, natural y espontáneamente, de pinos (Pinus uncinata, P. sylvestris) y serbales (Sorbus aucuparia). Apreciándose además un cierto enrarecimiento del arándano (Vaccinium myrtillus).
2.2.- Fenologías anómalas:
- Maguillo (Malus sylvestris) floreciendo el 1 de noviembre de 2006, en El Rasillo (foto 9), en el cuadrante nororiental de la Península Ibérica se constató una anomalía térmica de +2,48º C en octubre y de +2,44º C en noviembre.
- El 20 de enero de 2008 las temperaturas anormalmente altas propiciaron que las aulagas floreciesen, los pinos silvestres diseminasen y algunos insectos (mariposas, abejas y escolítidos) y las lagartijas saliesen de su letargo invernal.
- El 27 de abril de 2010, se superaron en 5 a 7º C la media de temperaturas del mes de abril, se batieron los récords de temperaturas máximas en abril en Lugo (29,6ºC), Murcia (32,5º C) y Bilbao (33,1º C). El 28 de abril observé una pareja del lepidóptero Mimas tiliae, junto a unos tilos (Tilia sp.) en una calle de Logroño, este esfíngido suele poner los huevos a finales de mayo o principios de junio.
- Níscalos (Lactarius deliciosus) en junio (foto 10 del 19/06/2010).
2.3.- Proliferación de plagas, enfermedades y organismos exóticos:
- En noviembre de 2009, observé por primera vez bolsones de procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) en pinos silvestres situados a una altitud de 1.200 m., en El Rasillo (Sierra de Cameros). En los últimos años se está detectando una tendencia a que este lepidóptero defoliador retrase la fecha de sus puestas hasta el mes de octubre o incluso primeros de noviembre, cuando lo habitual era que pusiese los huevos durante el mes de septiembre.
- En 1997, se detectó el pulgón lanígero (Phloeomyzus passerinii) en La Rioja Baja en 1997, y en 1999-2000 apareció una variedad más agresiva que produjo mortandad de chopos en Navarra. En mayo de 2005 se detectó un fuerte ataque en choperas de las zonas de Matute-Tobía y Rincón de Soto, y en 2009 afectó a muchas choperas de la Ribera Navarra y La Rioja, sobre todo en Alfaro, Rincón de Soto y Calahorra, pero también se ha detectado en La Rioja Alta.
- A primeros de abril de 2009, tras un período relativamente cálido y seco a finales de marzo, se produjeron ataques del cercópido del pino (Haematoloma dorsatum) en algunas repoblaciones jóvenes de Pinus nigra, P. halepensis y P. pinea.
- En la primavera de 2010, se detectó un inusual ataque de la cochinilla Kermes vermilio (foto 11) en encinas de zonas cálidas, asociada a hongos del género Botryosphaeria (foto 12).
- Durante los últimos años, en los hayedos (Fagus sylvatica) se ha detectado (*) un incremento de los ataques de insectos como el curculiónido minador de hojas Rhynchaenus fagi y del homóptero chupador Phyllaphis fagi, mientras que en quejigares (Quercus faginea) y rebollares (Q. pyrenaica) prolifera el bupréstido perforador de ramillos Coroebus florentinus (foto 13).
- Incluso los brezos blancos (Erica arborea) se están deteriorando por efecto de la sequía, en los lugares con peores suelos y más expuestos al sol (solanas), lo cual se refleja en una mayor abundancia y proliferación del llamado “carbón de brezo” (foto 14), producido por el hongo Hormiscium ericae.
- La planta exótica llamada “Rocío púrpura” (Drosanthemum hispidum), escapada de jardines de zonas costeras del mediterráneo, está ascendiendo por el Valle del Ebro y en abril de 2009 dejó ver su llamativa floración en algunas cunetas de Zaragoza y de Logroño.
- El Picudo rojo de las palmeras (Rhynchophorus ferrugineus), coleóptero curculiónido de gran tamaño originario del sudeste asiático e Indonesia, llegó a la Península Ibérica en 1994, a bordo de una Palmera datilera (Phoenix dactylifera) procedente de Egipto, que se plantó en Almuñecar (Granada). Desde allí, a pesar de las medidas tomadas para evitar su expansión y de haberse declarado organismo nocivo de cuarentena en la UE, el Picudo rojo se ha extendido por toda la costa mediterránea, en pocos años, matando miles de palmeras, llegando a Valencia en 2004, a Zaragoza en 2009. Esperemos que no llegue nunca a un lugar tan frío como La Rioja.
- El microsporidio Nosema ceranae se detectó en 2004 en España, infectando al aparato digestivo de las abejas (Apis melifera), en 2006 se detectó en Francia y Alemania, produce el despoblamiento de las colmenas. Parece ser que el aumento de temperaturas favorece la reproducción y el desarrollo de este parásito que pone en peligro a los ecosistemas forestales y a muchos cultivos agrícolas por repercutir negativamente en la polinización de gran número de plantas con flores.
- Otras especies autóctonas, pero propias de zonas más cálidas, también están ampliando su distribución subiendo por el Valle del Ebro, como son la Salamanquesa (Tarentola mauritanica) y la Mantis palo (Empusa pennata), muy raras en La Rioja hace pocos años y que actualmente se encuentran con relativa frecuencia.
2.4.- Aumento de la frecuencia e intensidad de los incendios forestales: Desgraciadamente el listado en este apartado sería prolijo y el verano del 2012 está siendo especialmente grave, si bien La Rioja se está librando de esta lacra, por el momento (toquemos madera). Es cierto que detrás de la mayoría de los incendios está la mano del hombre, pero sin duda el cambio climático está propiciando que se produzcan incendios de una intensidad y una velocidad desconocidas hasta hace pocas décadas, como son los llamados incendios “convectivos” o “tormentas de fuego”, que están contribuyendo a acelerar el proceso de desertización en el Sur de Europa y en el S.O. de Estados Unidos.
(* - Datos confirmados por las prospecciones realizadas todos los veranos por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en los puntos de la Red Europea de seguimiento de daños en los bosques de Nivel I).
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