Ayer por la tarde subí a la azotea de mi edificio, donde están los trasteros, y allí estaba ella, pegada a la pared, lisa y vertical, por la que corrió velozmente, como si tal cosa, con un ágil y ancestral contoneo reptiliano. Se detuvo en la penumbra del rincón del techo, y allí se quedó inmóvil, escrutándome con su fría mirada de pupila vertical. Me estoy refiriendo a la Salamanquesa común (Tarentola mauritanica), un reptil de costumbres nocturnas, que, junto a su prima, la Salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus), son las únicas especies europeas de gekos (Gekkonidae).
Esta especie es común en muchos lugares de España, sin embargo, hasta hace pocos años, la Salamanquesa no vivía en La Rioja, ni en muchas otras regiones del Norte peninsular, tal y como puede verse en el mapa de distribución que se muestra arriba, el cual aparece en una guía de reptiles que se publicó en el año 1987 (no hace tanto tiempo).
¿Cómo ha llegado entonces la Salamanquesa hasta la puerta de mi trastero? Pues la respuesta parece evidente, este reptil ha ido ascendiendo por el valle del Ebro, gracias a la mayor benignidad del clima actual, y ahora, en septiembre, como ya empieza a refrescar por las noches, este friolero geko ha subido a la parte interior más alta del edificio, donde se acumula el calor, buscando refugio.
Supongo que será otro síntoma más del cambio climático, al igual que lo es la extraordinaria proliferación que ha habido este verano de cochinillas de la encina (Kermes vermilio), un insecto que ya mencioné hace poco al hablar de la Coscoja, que en tiempos de los romanos se recolectaba para extraer de él un valioso tinte de color púrpura.
Púrpura, como el ”Rocío Púrpura” (Drosanthemum hispidum), una planta crasa (Aizoaceae), que mencioné hace un año y medio y que, escapada de los jardines y rocallas que jalonan las soleadas y cálidas costas mediterráneas, también ha ido adentrándose hacia el interior, merced a unas temperaturas más elevadas.
Estos son sólo unos pocos ejemplos de algunas especies de seres vivos que están variando su área de distribución, debido al cambio climático, pero seguro que hay muchas más, esperemos que no nos vengan muchas que sean perjudiciales por ser plagas o vectores de enfermedades.
Fotos by Mad Hatter: Salamanquesa (Tarentola mauritanica), en la pared de mi trastero. Mapa de distribución de esta especie, en 1987. Encina (Quercus ilex) muy afectada por la cochinilla (Kermes vermilio) y detalle de las hembras maduras de este insecto. Rocío Púrpura (Drosanthemum hispidum).
2 comentarios:
Asín que esos seres a los que temo, a los que nunca haría daño y que tanto me han entretenido durante las noches de verano en la terraza de mi ático, antes no eran vecinos de ciertas regiones, he notado que cuando era pequeña no había tantas, vivo en Aragón. Temo a los reptiles desde la infancia, es un temor mesurado, simplemente no puedo tocarlos, pero me gusta verlos cazar mosquitos, me hipnotiza su "estaticidad" y siempre me sorprenden sus rápidos movimientos zigzageantes, otro contraste.. y de éstas me gustan muchísmo sus deditos ventosa.
Ahora ya no vivo en un atico, pero una sigue visitando mi disminuída terraza.
Muchas gracias por tu comentario, Arqui.
Sí, es realmente impresionante como consiguen moverse con tanta agilidad por superficies verticales tan lisas, con esos dedos ventosa.
Me da la impresión de que a ellas tampoco les gusta que las cojamos ni las toquemos, es mucho mejor limitarse a observarlas.
Saludos.
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