El lunes hicimos, mejor dicho hizo el piloto (yo me limité a supervisar desde tierra), el tratamiento aéreo de fumigación contra la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) en 936 hectáreas de pinares de La Rioja, utilizando un producto ecológico a base de toxinas y esporas de la bacteria Bacillus thuringiensis, parásita de las larvas de lepidópteros. Con tan mala suerte, que los días siguientes está lloviendo, por lo que el tratamiento es posible que haya perdido algo de efectividad, al lavarse el producto con la lluvia.
Cuando estaba esperando la llegada del avión, junto a la carretera de subida al Monasterio de Suso, en San Millán de la Cogolla (la cuna del castellano y del euskera escritos, en el monasterio más grande de abajo, el de Yuso, es donde se encuentran las famosas "Glosas Emilianenses"), de repente escuché como si una flecha cayese vertiginosamente desde el cielo por detrás de mi, al girarme pude ver algo parecido a la foto de arriba, una especie de veloz dardo negruzco que se lanzaba sobre una infeliz golondrina que revoloteaba desprevenida por encima del prado cercano, en busca de unos pocos mosquitos que llevarse al buche, y que le ayudasen a reponer fuerzas para su largo viaje al África subsahariana, en una despejada y fresca mañana al inicio del otoño.
El fulminante dardo negro era un Alcotán (Falco subbuteo), precioso y audaz halconcillo que, en esta ocasión, falló su ataque sobre la golondrina, y que ya ha sido objeto de alguna entrada anterior. Y que no es de color negro, sino que tiene el dorso de color gris pizarra, el pecho blanco con estrías negras, el vientre rojizo y en la cara luce unas preciosas bigoteras negras, características de muchos halcones (Falcónidos). Si bien, bajo la tenue luz del amanecer otoñal, la estilizada silueta de esta fascinante ave adquiere unas tonalidades un tanto sombrías y oscuras, que le confieren el aspecto de una elegante flecha negra.
Se trata de la única ave de presa capaz de capturar en vuelo a los velocísimos vencejos, golondrinas y otros pajarillos, así como libélulas y otros insectos voladores. En el caso de éstos últimos, ni siquiera se toma la molestia de tomar tierra en un posadero para trocearlos y engullirlos, sino que es capaz de llevárselos al pico con una de sus estilizadas garras, para devorarlos en pleno vuelo.
Resulta muy curioso cómo el destino a unido la aeronáutica humana o artificial con unas criaturas naturales voladoras tan bellas y prodigiosas como son los halcones y otras rapaces (Falconiformes), ya que es bien conocido que casi todos los aeropuertos del mundo disponen de un servicio de cetreros equipados con aves de presa, al objeto de espantar a la fauna silvestre que pudiera ocasionar algún accidente en el tráfico aéreo.
Lo cierto es que, pese a los vertiginosos avances de la ciencia y la tecnología, al final seguimos dependiendo de los mismos animales de los que nos venimos sirviendo desde la Edad Media: perros, halcones y abejas, entre otros.
Decir también que el vuelo de fumigación de plagas es de los más peligrosos, más incluso que el de la extinción de incendios, debido a que tienen que volar durante muchas horas a muy baja altura sobre el suelo. Al margen de las frecuentes quejas de los propietarios de terrenos o colmenas próximas, quienes a menudo recelan del efecto que los productos fitosanitarios, que inevitablemente pueden derivar algo por la acción del viento, pueden tener sobre sus cultivos, pastos o abejas. Todo ello, unido a la vida nómada de trotamundos que llevan estos pilotos, hace que ese oficio se encuentre en vías de extinción.
¡Muchas gracias Juan Antonio! Eres un auténtico as de la aviación acrobática de la fumigación aérea.
Resuena en el sombrero: El rugir de los motores de un AT-502 rompiendo el silencio de una mañana otoñal (ver segunda foto).
6 comentarios:
Lo que daría yo por haber estado en el Monasterio de Suso y Yuso ayer! con esa mañana tan fantásticamente azul como sólo pasa en la Rioja!
El monasterio de Yuso, declarado Patrimonio de la humanidad con su importante biblioteca, la sacristía y el museo, los marfiles del Siglo XI y como no! la arqueta con los huesos del Santo de oro, marfil y piedras preciosas que narra la vida de San Millán.
Me gusta la aclaraxión que apuntas muy acertadamente de cuna del castellano y del euskera. A unos se les ha olvidado y otros, lo que es peor, lo ignoran...
La explicación sobre el Alcotán es simplemente interesantísima.
AY!!!Echaba de menos como el beber, este tipo de entradas tan ilustrativas y sobre todo para alguien como yo que no tengo ni idea!
Besos!!
Ya sabía yo que ibas a hacer hincapié en los monasterios, su arte y su historia, "Wood".
Eres un sol (de La Rioja, en recuerdo de nuestra querida Virgen de Valvanera).
Decir que junto a San Millán de la Cogolla está el pueblo de Berceo, de donde era el famoso monje, Gonzalo de Berceo, que fue el primer poeta de nombre conocido en lengua castellana (sobre el 1.250).
Besos muy riojanos en castellano antiguo (sin olvidarnos del català, faltaría más).
"La procesionaria del pino"...debe ser el único animal que conozco desde hace tiempo (quiero decir, antes de leer tu blog)¿Sabes que Martín Santos en su novela Tiempo de Silencio la utiliza como metáfora de un entierro? Si te interesa te busco la cita. Me cayó en la Opos ese texto...y lo bordé, ja.
Qué envidia eso de trabajar al aire libre!
Muchos besos Mad ;)
Pues sí, Lula, estas oruguitas tienen unos gustos un poco raros. Nacen al final del verano y crecen alimentándose por la noche de las duras, correosas y resinosas acículas de los pinos durante el otoño y el invierno, refugiándose durante el día en sus bolsones de seda, hasta que, a principios de primavera, descienden al suelo en procesión para enterrarse, dirigidas por una hembra líder. Cuando ésta encuentra el terreno apropiado, se para, comienza a hacer ondular su cuerpo peludo y todas las demás se van agrupando en espiral al rededor de ella, imitando estas ondulaciones compulsivas, de forma que todo el "disco" en espiral del conjunto de orugas se va enterrando en bloque poco a poco en el suelo, donde se transformarán en crisálidas.
En julio emergen las mariposas, unas polillas pardas y grisáceas que lo único que hacen es copular y la hembra pone los huevos en espiral al rededor de un par de acículas, protegidos por las escamas doradas de su abdomen, formando unos característicos canutillos dorados.
Lo que echo de menos poder salir al aire libre y que me cuenten historias así! Siempre me he movido en ciudades, en pueblos como mucho, y ahora que me gusta salir a andar me doy cuenta de que no sé nada!!!! Besitos naturales.
Pues nada, Carmen, habrá que organizar un encuentro campestre bloguero. Además, está lloviendo y ya están empezando a salir las primeras setas.
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