Unos rayos
de sol otoñal, no tan tenues como cabría esperar para estas fechas, atraviesan las
copas de los pinos, se reflejan en las escamas asalmonadas de la parte superior
de la corteza e iluminan las hojas ambarinas (fotos 1ª y 2ª) del Mostajo (Sorbus torminalis).
Un único
rayo consigue llegar hasta el suelo para calentar el pequeño parche de musgo y
mantillo, justo lo suficiente para despertar a la Ramaria (3ª foto) que se
desentierra y despereza desenredando su madeja de brazos de marfil y agitando
sus dedos de pálido coral, como buscando una mano amiga que le ayude a salir, o
como si estuviese bailando sevillanas a cámara ultralenta ¡Vaya usted a saber!
(Merece la pena pinchar en la foto para verla ampliada).
El silencio
del bosque se rompe con un rápido zumbido, la Mosca soldado
(Stratiomys potamida) se empeña en vivir en blanco y negro dentro de un mundo
multicolor, parando a tomar el sol sobre las cálida hojas del Acirón (Acer opalus, 4ª foto).
La mariposa Maculada (Pararge aegeria) la observa con envidia y pronto la
despacha, ocupando su lugar sobre la soleada hoja del arce (si pincháis en la
5ª foto podéis apreciar con mayor claridad su alargada cara de envidia), desplegando
sus discretas máculas ocres y haciendo brillar sus penetrantes ocelos que
parecen mirarnos, atravesando la maleza, desde la cercana hoja del Rebollo en la que terminó por aposentarse (6ª foto).
¡A disfrutar de estos
cálidos, soleados y preciosos días de otoño!
Resuena en el sombrero: “Bright Side of the Road”.- Van Morrison (Belfast (Irlanda del Norte), 1979) ¡Me
encanta la armónica de esta canción!
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