sábado, agosto 06, 2011

EQUILIBRIO BIOQUÍMICO-DEMOGRÁFICO



Si el 80% de la población no acudiese nunca al médico ni tomase medicamentos, supondría la quiebra de la industria farmacéutica. Pero, si el 60% de la población padeciese graves enfermedades o estuviese hospitalizada, nuestra sociedad no podría funcionar e igualmente también supondría el colapso de la industria farmacéutica.

Por eso las grandes empresas de las industrias farmacéuticas y alimentarias nos suministran unas dosis adecuadas de sus productos, de forma que la mayoría de la gente nos encontremos relativamente “sanos”, pero necesitados de un consumo de fármacos lo suficientemente habitual para mantener su floreciente negocio.

Sólo hay un aspecto que parece escapar al control de estas grandes industrias, como es el hecho de que todavía a mucha gente le gusta comer frutas y verduras frescas todos los días, e incluso hay quienes las cultivan en sus propios huertos domésticos de manera totalmente libre e “incontrolada”.

Casualmente, poco después de que entrase en vigor la Directiva Europea que ha restringido la comercialización de plantas medicinales, apareció una extraña variante de la bacteria “E-Coli”, altamente patógena y resitente a los 8 antibióticos más utilizados, la cual, inmediatamente, fue relacionada con el consumo de pepinos, soja y otras verduras. Esto no es sino el comienzo del paso siguiente: Atemorizar a la población para que evite el consumo de esas peligrosas, antihigiénicas e incontroladas frutas y verduras frescas.

Sin embargo, no todo es tan sencillo, ya que buena parte de la población también disfruta intoxicándose con determinadas sustancias que le proporcionan ciertos beneficios. Por ejemplo, el que se fuma un puro o se bebe una copa de whisky lo hace a cambio de placer. O quien compra un yogur con el conservante E-252, lo hace para que le dure más tiempo sin caducar en la nevera.

La industria alimentaria nos tienta constantemente con nuevas y sabrosas sustancias que “mejoran” sustancialmente el producto (sabor, durabilidad, color, etc), aunque no siempre nos informa con la debida precisión de sus efectos sobre la salud, todo ello con el objetivo de mantenernos adictos de las sustancias que interesa que sean consumidas para continuar en ese estado de relativa “salud enfermiza” necesitada de un suministro periódico de medicamentos que contrarresten los efectos perniciosos de lo que comemos y bebemos todos los días.

Porque las frutas y verduras frescas son alimentos, pero su consumo habitual nos mantiene sanos y evita un considerable consumo superfluo de medicamentos. Por eso, inexplicablemente, a pesar de la publicidad y el bombardeo de productos elaborados, vistosos y con exóticos e intensos sabores, todavía hay quien busca ese minúsculo rincón del super donde se vende un puñado de feuchas frutas y verduras de cultivo ecológico.

El afán controlador, ayudado por nuestros honorables políticos, ha llegado a rozar el absurdo con la publicación de leyes como la del medicamento, en España, la cual prohibe la comercialización de determinadas plantas tóxicas como el Tejo y la Adelfa, las cuales pueden ser adquiridas para uso hornamental en la mayoría de los viveros y, una vez en la intimidad del hogar, cada uno puede hacer con ellas lo que le plazca ¡Faltaría más!

En fin, el consumo de frutas, verduras y plantas medicinales debería ser un derecho respetado y promocionado por los poderes públicos por sus efectos saludables, y los ciudadanos no deberíamos permitir que determinadas industrias y lobbies intenten coartarlo, ni que se malgaste un solo euro en el control de su consumo ni en la redacción y publicación de leyes absurdas, sobre todo en estos tiempos de acuciante crisis económica en que vivimos.

Fotos by Mad Hatter: Kalanchoe daigremontiana, planta medicinal anticancerígena que se reproduce fácilmente mediante la emisión de brotes en el borde de sus hojas, los cuales se desprenden y enraizan con facilidad en el suelo. No es de extrañar que una planta que sea capaz de reproducirse vegetativamente de tal forma, haya desarrollado un férreo control para evitar el desarrollo incontrolado de tumores y células cancerígenas.

2 comentarios:

arqui dijo...

siempre me había parecido curiosa esta planta que tiene pequeños proyectos de si mísma al borde de las hojas, mi madre tenía varias pero los rigores invernales les helaron el corazón. Da la casualidad de que mi hermano que vive en climas más cálidos tenía una grande,y este verano regresé de mis vacaciones con tres plantitas pequeñas, entonces ¿me infusiono las hojas cuando crezcan? ¿tu las tomas? FELIZ VERANO y gracias por tu erudición y consejos varios. Saludicos.

Mad Hatter dijo...

Gracias por el comentario Arqui.
Las hojas se comen crudas en ensalada, tienen un sabor agradable algo agrio y son bastante carnosas. Yo la como, junto con otras dos especies de Kalanchoe que crecen algo más deprisa, casi todas las semanas. Según parece, en pueblos de centro y sur américa donde consumen habitualmente estas plantas no hay casos de cáncer, aunque no se ha logrado aislar la sustancia o sustancias químicas responsables de sus propiedades anticancerígenas, pero, si no hay ningún efecto secundario adverso, no se pierde nada con probar ¿Verdad? Y además dan un toque exótico y agradable a las ensaladas.
Salud!