miércoles, mayo 28, 2014

LA CARA Y LA CRUZ DEL BIPARTIDISMO




Uno de los defectos del bipartidismo es que nos jugamos el futuro a “cara o cruz”, de manera que, cuando el juego se rompe, obligatoriamente le tiene que tocar a uno de los dos partidos que se alternan en el poder. Lo extraño es que le haya tocado al partido que está en la oposición, cuando lo lógico hubiese sido que el mayor desgaste lo sufriese el partido que gobierna y que ha cometido innumerables barrabasadas: Incumplimientos de programa; sumisión servil a la Troika, el poder financiero y otros lobbies; importantes recortes en los servicios públicos; escándalos de lo más variopinto (corrupción galopante, más que probable financiación ilegal, un ex-tesorero en la cárcel, sobresueldos, continuas meteduras de pata  de Ministros (Wert, Montoro, Guindos), los trabalenguas y explicaciones ininteligibles de Cospedal, los comentarios machistas de Cañete, las carreras con la policía por las calles de Madrid de una honorable sexagenaria haciendo gala de un comportamiento chulesco propio de una auténtica “casta” de intocables; reyertas a tiros entre militantes, etc., etc.).
Todo ello, en medio de un dantesco escenario de auténtico estado de emergencia nacional: Desahucios, suicidios, pacientes que fallecen por una deficiente asistencia sanitaria o por la falta de fondos para la aplicación de la ley de dependencia, pobreza creciente, malnutrición infantil, fracaso escolar, jóvenes forzados a salir del país en busca de empleo, inmigrantes maltratados en las concertinas de Ceuta y Melilla, etc., etc.
Ciertamente, el PSOE lo tenía muy fácil para tomar la alternativa, es casi imposible hacerlo peor, pero claro, los ciudadanos no son tan desmemoriados como para olvidar la famosa “herencia” de Zapatero, así como el no menos numeroso listado de casos de corrupción en las filas socialistas. Además, en la izquierda hay más opciones que se han visto notablemente incrementadas con la fulgurante irrupción de nuevos partidos emergentes en el actual panorama político.
Rajoy comentaba ayer que el bipartidismo no es algo indeseable, sino positivo para los países avanzados, al aportar estabilidad y solidez política, permitiendo un mayor desarrollo económico.
Felipe González también es un ferviente defensor del bipartidismo, hasta el punto que fue quien le dio el primer disgusto a Rubalcaba, al anunciar una posible gran coalición PP-PSOE, en caso de que “el país lo necesite”, que los dirigentes socialistas se apresuraron a desmentir.
Ciertamente, el actual “status quo” bipartidista sirve para perpetuar y fortalecer al verdadero poder económico, en manos de las grandes empresas multinacionales, y para adormilar a una población indolente que, agobiada por la vorágine del día a día, y anestesiada por el fútbol y la tele, acepta con sumisión su sino.
Pero la “sopa boba” del pelotazo urbanístico estalló como una pompa de jabón salida del ostentoso jacuzzi de un mafioso ruso en su mansión de la Costa del Sol, y los alegres españolitos de bombo y pandereta despertaron de repente en medio de la cruda realidad internacional, apareció una aterradora “prima de riesgo” que se empeña en perseguirnos, sin tregua, amenazándonos con “el rescate”.
Ahora parece que la pesadilla ha pasado y el PP no se da por aludido, asegura que el bipartidismo no se ha roto y lamenta el desmoronamiento del PSOE, su “socio” que le sirve de referencia y contrapeso.
La llamada social-democracia se ha ido apartando cada vez más de lo que supone el espíritu de la izquierda, si bien esta terminología también se está quedando obsoleta. Los partidos tradicionales no parecen querer ver que la clave del asunto está en ofrecer y facilitar la máxima PARTICIPACIÓN de la gente en todos los ámbitos, aprovechando las posibilidades y la rápida comunicación que ofrecen las nuevas tecnologías a través de internet.

La “democracia representativa” en la que los ciudadanos se limitan a depositar su voto y su confianza en determinado partido para que les represente y gobierne en su nombre, se ha demostrado que no es suficiente, tiene fallos, es fácilmente manipulada y distorsionada por la corrupción en manos de interese privados que nadie vota.

El “régimen del 78” ha completado su ciclo y está de capa caída, el futuro es la “democracia participativa” que requiere de una mayor y cotidiana implicación de los ciudadanos en la política. Una actividad humana necesaria que debe dejar de ser vista como algo “indigno, sucio y rastrero”, para volver a ser una actividad noble, agradable, en la que uno pueda desarrollarse como persona, aportar sus ideas, habilidades, dones, capacidades o competencias y hasta divertirse con ello, en compañía de otras personas que comparten sus mismos ideales y objetivos.

Actualmente, la “democracia participativa” está representada en España por una serie de nuevos partidos emergentes, muchos de ellos surgidos del movimiento “15M”, siendo una pena que, pensando y actuando todos ellos de forma similar o incluso complementaria, no hayan sido capaces de confluir en un frente común, hasta la fecha. Para lo que propongo las siguientes ideas:

- El banderín de enganche (como dice Julio Anguita) o el nexo común más lógico y básico debería ser la defensa de los derechos humanos, empezando por el derecho a vivir en un planeta habitable, sin que la gente pase hambre (derecho a la vida), seguido del derecho a una vivienda digna, derecho al trabajo y la justicia social.

- Habría que decidir aquellos asuntos que realmente sean fundamentales y prioritarios para todo el mundo, centrando la atención y los esfuerzos en ellos, dejando en un segundo plano los temas más influenciados por las emociones y los sentimientos (soberanías territoriales, religiones, monarquía-república, toros, caza) que suelen generar tensiones, crispación y división, siendo muchos de ellos de difícil solución con el actual marco legal (Constitución, Tratados UE).

- En los debates no deben hacerse juicios de valor, todas las ideas y opiniones merecen ser escuchadas con respeto, sin descalificaciones, sin entrar en aspectos personales y, por supuesto, sin faltar al respeto a nadie, sin insultos ni violencia de ningún tipo. Se formulan propuestas de una forma lo más objetiva posible, se escuchan, se debaten con calma, se vota y se decide por mayoría.

- Simplemente, se trata de aplicar el SENTIDO COMÚN en pos del BIEN COMÚN, dando la máxima PARTICIPACIÓN real a la gente, en todos los ámbitos (desde asociaciones de vecinos hasta la UE), quizás de este modo, las reivindicaciones nacionalistas y separatistas dejarían de tener sentido práctico.

Resuena en el sombrero: "Golpe maestro".- Vetusta Morla (Madrid, 2014).